La vida en la red ha impactado ámbitos tan diversos como la Asociación de Academias de la Lengua Española. Las redes sociales fueron voz de los usuarios de la lengua española e influyeron en la decisión, prácticamente ratificada, para la edición de la gramática de la lengua española.

El 11 de mayo de 2010 se presentó el Manual de la Nueva gramática de la lengua española en la Universidad de Salamanca, España, cuyo texto básico había sido aprobado el 24 de marzo de 2007 por las veintidós academias en el XIII Congreso de la Asociación de Academias, llevado a cabo en Medellín, Colombia, presidido por los Reyes de España y el Presidente de la República de Colombia. Tras dos años y medio de solemnidad y protocolo, se efectuaron revisiones estilísticas, añadieron miles (en serio miles) de referencias y citas, quedando todo listo para la presentación de la siguiente gramática en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, Jalisco, México, de la voz del director de la Academia Mexicana de la Lengua, José Guadalupe Moreno de Alba, cerrando los trabajos con una sesión a puerta cerrada el 28 de noviembre y la presentación al día siguiente. Pues bien, se anunciaron los cambios, como es costumbre, esperando que sólo algunos cuantos escritores se opusieran a los cambios, y nada más sucediera, pero en esta ocasión sería ligeramente distinto: los medios de comunicación llevarían la voz de las redes sociales, de los 450 millones de hispanohablantes, particularmente de los oriundos del país con el mayor número de hablantes nativos del tercer idioma más utilizado en el mundo. Y de qué forma.
Cuando los medios empezaron a difundir la noticia (que más bien habría de pasar desapercibida) se ocuparon las características de “comentar” el artículo y de poder opinar utilizando la cuenta de alguna red social. Pues bien, en Twitter, Facebook, my Space y demás sitios hubo una explosión de comentarios realizados por distintos personajes. Los reclamos fueron principalmente entorno a la supresión del acento ortográfico en el adverbio “sólo” y en los pronombres “éste”, “ése” y “aquél”. (rescato este tweet de Adrià Cuatrecases http://twitter.com/cuatrecases/status/3128412445085697, así como el hashtag #escribocomolarae). Fueron tantas las voces que las discusiones comenzaron desde el mismo 7 de noviembre y para la sesión anteriormente citada, se decidió mantener el uso de ambas formas.
Ante el torrencial de críticas y objeciones recibidas por parte de la prensa ibérica, el propio presidente de la Real Academia Española (RAE), el filólogo José Manuel Blecua, estuvo aclarando que los “cambios impuestos” son “simples recomendaciones” y que «las alteraciones más radicales obedecen a la consolidación de las reglas publicadas en 1999» (el resumen de su entrevista está en http://es.noticias.yahoo.com/5/20101220/ten-jos-manuel-blecua-quitarle-el-acento-f9f3326.html).
Entre los cambios, las palabras “guion”, “truhan”, “hui”, “Sion” o “fie” deben escribirse obligatoriamente sin tilde, así como de la conjunción disyuntiva “o” entre números, recomendación para evitar se confundiera con el número “0”, bajo el razonamiento que la mayoría de los tipos de letra en las computadoras dejan entrever la diferencia. De manera similar, la castellanización de extranjerismos tiene forma de ley. Ya no será correcto escribir “piercing“, “catering“, “sexy“, “judo” o “manager” si no se hace en letra cursiva o bastardilla, para remarcar su origen extranjero. Desde el primer minuto de 2011, sólo se puede escribir sin este recurso la forma españolizada de estas palabras, o sea, los exquisitos “pirsin”, “cáterin”, “sexi”, “yudo” o “manayer”, respectivamente. Lo mismo sucederá con los nombres propios extranjeros, por ejemplo, Чайковский se escribirá Chaikovski, quedando en bastardilla el Tchaikovsky de origen anglosajón.
En este mismo orden de ideas, ya no existen los ex presidentes ni los ex maridos. Ahora serán “expresidentes” y “exmaridos”. Nada más en las oraciones compuestas, como alto comisionado o capitán general, podrá utilizarse el prefijo “ex” por separado.
En contraste, y a pesar que en México y otros lugares se levantó bastante polémica, la “v” tendrá el nombre castizo “uve” y la “y” se llamará “ye”, «por ser más simple y distinguirse directamente, sin más necesidad de espcificadores, del nombre de la vocal i». De igual manera, la supresión de las letras “ch” y “ll” del alfabeto, propuestas desde 1999 y llevadas a cabo por los diccionarios y gramáticas desde entonces son oficiales.
«En cuanto eso se enseñe en la escuela, no habrá inconvenientes. El problema es para nosotros, para los que hemos aprendido así. A mí se me irá la mano en “guión”, es inevitable. Yo viví el cambio de “fue”, “vio”, “dio”, que antes se escribían con tilde. Pero la nueva generación no ha tenido ese problema.», dijo el nuevo director de la RAE.
Sobre las redes sociales y los medios y su “recomendación” de escribir sin tilde el “solo” adverbial, dijo se creó confusión entre los ciudadanos, resucitando problemas resueltos y ya revisados hace 50 años. «De alguna forma, los titulares de la prensa han recordado cosas pasadas y han introducido cosas nuevas, y entonces se ha montado una encrucijada de elementos tradicionales con elementos que son nuevos. Lo del ‘solo’ y los demostrativos estaba más que liquidado», asegura.
Sea como sea, el idioma es un ente vivo. Le tocó al idioma portugués una muy importante reforma hace dos años, y es tiempo que le toque al español. La ortografía de la lengua española se publicó y anunció en distintos medios (http://www.rae.es/rae/gestores/gespub000039.nsf/voTodosporId/C6A856FB135C6450C12576D60041BDC7?OpenDocument) y los textos se comenzarán a distribuir. En unos cuantos años los trabajos de las Academias de la Lengua Española han cambiado, y creo para bien. El panhispánico de dudas es una prueba de ello, los canales de comunicación como el correo electrónico para resolver dudas (y el hecho que sí contesten) dejan ver que es la gente quien hace el idioma. Se puede consultar el manual de 1999 en la página de la Academia Mexicana de la Lengua (http://www.academia.org.mx/) y cuando se convenga su difusión electrónica, el texto de la nueva gramática en el sitio de la RAE (http://www.rae.es/) o bien, si no puede resistirse a palpar las 745 páginas de la flamante edición de la nueva “Ortografía de la lengua española”, adquirirla impresa en la librería de su preferencia. Claro, el manual sintetiza esas hojas y la edición impresa es de bolsillo. Finalmente la escritura es parte de la presentación y en muchos círculos es la diferencia para otorgar un contrato.