Una reciente investigación titulada “Identificación de biomarcadores del microbioma oral asociados con Experiencias Adversas en la Infancia para su prevención y diagnóstico oportuno”, desarrollada por el Tecnológico de Monterrey, revela la estrecha relación entre factores psicológicos en la niñez, alteraciones de la microbiota oral y el aumento de riesgo de padecer enfermedades crónicas en la vida adulta.

Según los hallazgos, los niños expuestos a experiencias traumáticas tienen:
- 1.6 veces más riesgo de obesidad severa y diabetes.
- 2.2 veces más probabilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares.
- 4.6 veces más posibilidades de desarrollar depresión.
Este proyecto es realizado en colaboración con la Universidad de los Andes y la Universidad Católica de Chile.
Estrés infantil y su impacto en el organismo
Las Experiencias Adversas en la Infancia (Adverse Childhood Experiences o ACEs) abarcan situaciones como abuso físico o emocional, negligencia, violencia doméstica, enfermedad mental en el entorno familiar o abuso de sustancias. Estos eventos generan un estrés crónico que afecta múltiples sistemas biológicos.
En México, según datos de UNICEF:
- 19.3% de los niños entre 24 y 59 meses no alcanzan los hitos del desarrollo.
- 60% de los niños en el mundo sufren abuso psicológico o castigos físicos.
- En México, 50.4% ha sido educado con métodos violentos y 95.2% ha estado expuesto a al menos un factor de riesgo de maltrato infantil.
La exposición prolongada a ACEs provoca:
- Liberación constante de cortisol, alterando el metabolismo de la glucosa.
- Reducción de melatonina, afectando los ciclos de sueño.
- Desregulación multisistémica, elevando el riesgo de inflamación crónica, cardiopatías, diabetes, trastornos inmunológicos y neurológicos.
El microbioma oral como herramienta de diagnóstico innovador
El estudio resalta el papel crucial del microbioma oral como un marcador no invasivo para evaluar el impacto del estrés infantil. Esta comunidad microbiana, compuesta por más de 700 especies, cumple funciones esenciales no solo en la salud bucal, sino en la salud sistémica.
Entre los hallazgos destacados:
- Niños con mayores niveles de cortisol en cabello presentan menor abundancia de Leptotrichia.
- Se detectó una mayor prevalencia de Treponema sp. OMZ_806 en niños con múltiples ACEs.
- Se observó menor presencia de Prevotella melaninogenica en relación con mayores experiencias traumáticas.
Estas alteraciones se asocian a procesos proinflamatorios y genotóxicos, incrementando el riesgo de enfermedades crónicas en la adultez.
Queremos que esta herramienta permita a los pediatras no solo medir el crecimiento físico del niño, sino también entender su entorno emocional y cómo este afecta su biología, afirmó la Dra. Rocío Alejandra Chávez Santoscoy.
Desarrollo de alimentos funcionales como estrategia preventiva
Ante los hallazgos, el equipo de investigación del Tec, en colaboración con la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud, trabaja en la formulación de alimentos funcionales como pan y tortillas enriquecidos con ácidos grasos insaturados.
Estos alimentos incluyen:
- Ácido linoleico: Mejora la salud cardiovascular y la sensibilidad a la insulina.
- Ácido docosahexaenoico (DHA): Fundamental para el desarrollo cerebral y visual.
El objetivo es integrar estos productos de manera accesible a la dieta diaria de los niños mexicanos, fortaleciendo su microbiota oral y reduciendo los efectos nocivos del estrés infantil.
Colaboraciones y futuro de la investigación
El proyecto, que involucra también a la Universidad de los Andes y la Universidad Católica de Chile, busca la creación de guías clínicas para el diagnóstico temprano de alteraciones en la microbiota oral relacionadas con el estrés.
Esta iniciativa pretende trascender el ámbito académico y convertirse en una herramienta práctica para la medicina pediátrica en América Latina, contribuyendo al desarrollo de estrategias de intervención personalizadas que mejoren la calidad de vida de los niños afectados.