La Guerra informática, guerra digital o ciberguerra, se refiere al desplazamiento de un conflicto, en principio de carácter bélico, que toma el ciberespacio y las tecnologías de la información como escenario principal, en lugar de los campos de batalla convencionales, son el conjunto de acciones que se realizan para producir alteraciones en la información y los sistemas del enemigo, a la vez que se protege la información y los sistemas del atacante; los ataques informáticos no son considerados como ataques armados.
Se ha demostrado que actualmente en una guerra es más factible derrotar al enemigo atacando su infraestructura informática, que empleando cualquier otro tipo de ataque físico.
Esta estrategia ha sido empleada en diversas situaciones, ya sea en ofensivas militares de un país contra otro, de un grupo armado en contra del gobierno, o simplemente ataques individuales de uno o varios hackers.
Es decir, que ahora las armas son los virus informáticos y programas especiales para penetrar la seguridad de los sistemas informáticos y los luchadores son los expertos en informática y telecomunicaciones. Generalmente, los blancos de los ataques son los sistemas financieros, bancarios y militares, aunque se han visto numerosos casos donde se ven afectados los sistemas de comunicación.
Pero fuera de las definiciones y notas amarillistas o películas hollywoodenses la realidad es otra. Grupos de hackers importantes del momento podrían chocar en una batalla cibernética de consecuencias impredecibles. La sofisticación técnica de los cibersoldados y cibercriminales está dificultando la capacidad mundial para hacerles frente. La ofensiva contra grupos ciberactivistas como LulzSec y Anonymous dejó en claro que se trata de una abierta declaración de guerra en represaria por supuestas delaciones.
Un conflicto como el que se cierne en este momento no tiene precedentes. Con excepción de esa especie de “guerra de guerrillas cibernética”, encarada por varios grupos en represalia por el hostigamiento contra Wikileaks y su fundador, esta podría transformarse en la primera guerra informática entre dos grandes comunidades de hackers. Cuando decimos grandes, también decimos de gran renombre en este preciso momento.
