(…) el núcleo se amplió y sentimos que crecía casi insoportablemente y que estábamos amenazados de imitación snob o de sentimentalismo estacional. Extracto de «Queremos tanto a Glenda», de Julio Cortázar.
Me tomé la libertad de hacer una paráfrasis al título del cuento Queremos tanto a Glenda de Julio Cortázar, porque, como ocurre en el relato, quisiera que la plataforma fuese perfecta y, emulando a los devotos de Glenda Garson que intervienen las películas de la actriz para que su capacidad histriónica se revele en todo su esplendor, indicar algunas de las cuestiones que podrían mejorar, en beneficio de los usuarios. Me referiré principalmente a su principal característica, los círculos, sin dejar de lado otras cuestiones no menos importantes.
En la Divina Comedia, Dante imaginó 9 círculos en el Infierno, con Google+ hemos creado muchos más.
Cuando un usuario comienza a usar el servicio, se da cuenta de que vienen preestablecidos algunos círculos a los cuales agregar contactos, luego, resulta fácil e intuitivo comenzar a añadir personas a tal o cual círculo; sin embargo, después cae en la cuenta de que son círculos para compartir contenido, no para recibirlo por parte de ellos. Esta es la primer falla visible de Google+, puedo tener a una persona en el círculo predeterminado «Familia» y en algún otro creado como «Músicos» y, no obstante, cada que reviso dichos círculos, veo exactamente las mismas publicaciones que la persona en cuestión ha decidido compartir conmigo. Contrario a la lógica, no veo los mensajes familiares o relacionados con la música en su círculo respectivo. Por supuesto, deberían existir círculos privados, a los cuales agregar a un grupo selecto de personas; pero, en general, los círculos deberían ser como una suscripción opt-in para que la gente elija el tipo de contenido que desea leer por parte de los demás y no al revés. La consecuencia nefasta de esta funcionalidad es que quienes se han hecho famosos por compartir contenido en Twitter, busquen «seguidores» en Google+ por medio de la fórmula «sígueme y te sigo«, es decir, agregan a sus círculos a cuanta persona creen que pueda estar interesada, esperando que haya reciprocidad.
Soy dueño únicamente de mis publicaciones, no de las demás.
Hace un par de semanas hice un experimento radical: Borré todas mis publicaciones, un total de siete, que incluían re-publicaciones, mensajes privados (como se hace en Twitter, en Google+ se puede establecer un mensaje directo con un único destinatario) y una publicación muy amena acerca de un círculo de lectores de ciencia ficción. ¿El resultado? Las publicaciones desaparecieron por completo, arrastrando consigo el contenido publicado por los demás. Si bien el estilo de conversación de Google+ es uno de sus puntos fuertes, el hecho de que al eliminar una publicación original se elimine el resto, lo hace bastante controvertido. Estoy seguro de que este experimento causó sorpresa a más de uno -me incluyo-; ya que, aún el foro de discusión más simple tiene la funcionalidad de permitir al usuario eliminar sus publicaciones, dejando el hilo de mensajes de los demás intacto. Aunado a ello, me parece innecesaria la funcionalidad de edición de las publicaciones. Salvo el caso de pequeñas correcciones que se pudieran hacer casi enseguida que uno publica, creo que los usuarios son lo suficientemente capaces de escribir sin tener que hacer posteriores ediciones; ya que ello se presta a abusos y chanzas. Google+ pide que se utilice el servicio para fines lícitos; pero esta opción contradice el buen sentido, porque cualquiera podría escribir una publicación que contravenga esta política y después editarla, para aparentar inocencia.
Me llaman Calle
Según una de las políticas de contenidos de Google+, la Visualización de nombre:
Para combatir el spam y prevenir la creación de perfiles falsos, utiliza el nombre por el que lo conocen sus amigos, familiares y compañeros de trabajo. Por ejemplo, si su nombre completo es Fernando Martínez pero en general lo llaman Fer o Nando, puedes utilizar cualquiera de estos apodos.
Sin embargo, mucho se han comentado los casos de personas a los cuales se les ha suspendido el uso del servicio, pues la plataforma exige que usen su nombre real. ¿Qué tan pertinente es esta política, cuando muchos de los usuarios de redes sociales prefieren cuidar su privacidad utilizando un sobrenombre? ¿Y si mis amigos, familiares y compañeros de trabajo me conocen por un sobrenombre el cual no tengo ninguna manera de acreditar con algún documento oficial que «me pertenece»? En la banda sonora de la película Princesas, hay una canción de Manu Chao titulada: «Me llaman Calle», un claro juego de palabras aludiendo al nombre de la protagonista, Caye. Según hemos visto, Calle, sería reconvenida a utilizar su «nombre real», Caye, incluyendo un apellido, para ajustarse a las políticas del servicio.
En cualquier red social hay quedadas, pero en Google+ se organizan
Sin tener que ver con la funcionalidad en particular –Hangouts-, me parece que la traducción castiza del término es desafortunada y se presta a cualquier cantidad de bromas y equívocos. En México, la palabra «quedada» tiene una acepción diferente a la usada por los traductores ibéricos, designa a una mujer madura que se ha quedado soltera y sin posibilidad de conseguir pareja sentimental. Podríamos dar una alternativa de traducción como «Encuentros» o bien, dejarlo tal cual, ya que hay otra parte del servicio «Sparks» que no se traduce de manera literal como «Chispas».
Queremos tanto a Google+
La apuesta de Google por una plataforma social propició que la iniciativa se presentara como un servicio en etapa de pruebas, sólo accesible a unos cuantos afortunados que contaran con la invitación; empero, pareciera que quienes fueron seleccionados para tener este privilegio estuviesen obstinados en hacerlo fracasar con publicaciones anodinas: gifs animados, viñetas que demuestran la superioridad de Google+ en relación a Facebook, y otros tipos de contenidos insulsos, como una prácticamente inútil lista de «los usuarios de Google+ más influyentes» o un «Videotutorial de cómo usar Google+». Demos valor a la red utilizando los recursos disponibles en todo su potencial; de otra manera, los LOLcats y otros ejemplos de estulticia acabarán siendo su némesis. Si los creadores de la plataforma no lo han advertido, los usuarios, al menos los que califican como «early adopters«, han madurado dentro de las redes sociales como para apreciar el hecho de que en Google+ no haya granjas qué cuidar, ni insoportables líderes de opinión rizando el rizo.
Autor Antonio Rivera
Twitter @jhapik
http://narxiso.blogspot.com
Nueva entrada: Queremos tanto a Google+ http://nodo9.com/2011/07/28/queremos-tanto-google/
Muy buena la imagen de Dante Alighieri!
Y coincido en que los círculos tendrían que servir tanto para enviar como para recibir información.
Google+ es como un Facebook mejorada pero en donde los usuarios son similares a los de twitter. 😉
Pero ahí se oía el rumor que Facebook piensa hacer el mismo sistema de círculos de Google
Buena disección de Google Plus, José Antonio. Creo que el que los círculos no contengan lo que quieres es un problema de quienes publican, es decir, si seleccionas gente que comparte información sobre música y después cambia de opinión, pues es problema de ellos. Los círculos están hechos para decidir qué compartes con quien, es decir están enfocados en ti, no en los demás. Si alguien comparte cosas que no quieres leer, puedes bloquearlo y listo.
El que Google Plus te obligue a usar tu nombre real me parece un acierto. Ojalá y pronto haya posibilidad de usar un alias.
Lo de las «quedadas» es chistoso, sin embargo concuerdo en que debería haber consistencia en la traducción.
Finalmente, querer que todos publiquen cosas serias es, nuevamente, limitar la creatividad. Todos tenemos momentos insulsos o tontos y siempre podrás bloquear a aquel que no te agrade.
Buen texto.
Saludos.