El Festival Internacional de Cine UNAM regresa en 2020 del 5 al 15 de marzo para su décima edición y dedicará una retrospectiva a la cineasta belga Chantal Akerman.
Descrito por la crítica cinematográfica como un cine que conquista la realidad cotidiana, la obra de Akerman es fruto de una sutil combinación entre lo dramático y lo mundano.
Acerca de Chantal Akerman
Nacida en Bruselas, Bélgica, en el año de 1950, miembro de una familia judía practicante procedente de Polonia, la vida de Chantal es, en cierta medida, producto del drama de la guerra. Su madre y sus abuelos fueron enviados al campo de concentración en Auschwitz, de donde solo su madre logró escapar con vida. El cine resulta un bálsamo para una generación dispuesta a soñar lo imposible, víctimas de la entreguerra, y en el caso de Akerman no fue la excepción. A los 15 años descubrió que otra forma de hacer cine era posible, fuera de los márgenes establecidos por la industria norteamericana.
Es, como en toda historia digna de convertirse en mito, luego de ver Pierrot le fou, de un Jean-Luc Godard en pleno apogeo, cuando Chantal descubrió su vocación de cineasta. Luego del momento de iluminación, decidió incursionar con tan solo 18 años en el Institut National Supérieur des Arts du Spectacle et des Techniques de Diffusion, en ese entonces la escuela de cine más importante de su natal Bélgica.
Su estancia en el Instituto fue apenas breve y optó por abandonarlo; Chantal se supo con la sensibilidad estética de una cineasta en ciernes e incursionó en el mundo de la realización con Saute ma ville, cortometraje autoproducido de apenas 13 minutos, en el que resulta notoria la propensión a destacar el curso cotidiano de la existencia, tópico recurrente en toda su obra cinematográfica.
Con una obra que abarca más de 40 títulos, el cine de Chantal Akerman ha sido reconocido por los festivales más importantes a nivel mundial, entre los que destacan el Festival de Locarno, el Festival de Cine de Venecia y el Festival Internacional de Cine de Toronto. La descripción del detalle en el cine de Akerman la acerca a la intencionalidad metodológica del cine documental con una pequeña diferencia: no revela al objeto sino que lo crea. Borra, pues, la línea entre la realidad y la representación; entre el hecho y la ilusión.