Estamos a unos días de vivir una de las festividades más significativas en cuanto a la cantidad de emociones que se reflejan a través de distintas muestras de generosidad, y por ser la más comercial del año: la Navidad. Un contexto significativo de esta época, es que, como individuos, la vivimos sin darnos cuenta, que proporciona un escenario para observar y comprender mejor las complejidades de la economía y nuestro rol dentro de ella.
En la Navidad, a través del intercambio de regalos y momentos de alegría compartida, se dibuja un cuadro económico vivo, que refleja tanto la generosidad como la dinámica del mercado. FEE en Español, la Fundación para la Educación Económica, nos comparte cinco lecciones de economía y humanidad, características de este periodo, para poder comprender este dinamismo dual:
1.- Las lecciones de “Un Cuento de Navidad”: el personaje de Ebenezer Scrooge, en el icónico relato de Dickens, nos muestra una transformación que trasciende lo personal y toca lo económico. A través de su viaje de avaricia a generosidad, Scrooge ilustra la potente tradición de la filantropía y cómo puede coexistir con una economía próspera. En tiempos modernos, figuras como Bill Gates y Warren Buffett encarnan este espíritu a través del “Giving Pledge” y el “Altruismo efectivo”, demostrando que la acumulación de riqueza puede conducir a grandes actos de caridad.
2.- El mercado y la tradición de los regalos navideños: la tradición de los regalos navideños no es sólo un intercambio de bienes materiales, sino una manifestación palpable de la sabiduría del mercado libre, donde el juego de la oferta y la demanda se encuentra con los deseos más profundos del consumidor. Al mirar la evolución de los juguetes más populares desde 1983, vemos cómo se ha reflejado la cultura popular y la tecnología en las elecciones de los consumidores. Desde los “Cabbage Patch Kids” al frenesí por “Tickle Me Elmo”, refleja no solo las tendencias de consumo sino también la evolución cultural y tecnológica de las últimas décadas.
3.- Pautas navideñas que amoldan nuestra economía: los íconos navideños que se posicionan en cada temporada, como los regalos más solicitados por las niñas y niños, son símbolos de cómo los consumidores, armados con la libertad de elección, pueden transformar la oferta del mercado en un reflejo de sus deseos colectivos. El mercado, en este contexto, actúa como un oráculo
moderno, descifrando y dando forma a nuestras tradiciones navideñas, siempre con un oído atento a la voz cambiante de la sociedad.
4.- La utilidad de la Navidad: la Navidad desafía el concepto del homo economicus, el ser perfectamente racional y maximizador de la utilidad. Durante estas fiestas, las decisiones de regalar trascienden el cálculo económico frío, ya que las personas buscan expresar afecto y fortalecer vínculos sociales, aspectos que el modelo económico tradicional no siempre puede captar. Esta práctica de dar, arraigada en la emocionalidad y no solo en la utilidad, sugiere una riqueza en el comportamiento humano que va más allá de lo que podría predecir cualquier modelo de eficiencia de mercado.
5.- Una época de transacciones tangibles e intangibles: la Navidad nos recuerda que la economía, en su esencia más verdadera, es una extensión de nuestras interacciones humanas, donde la racionalidad se entrelaza con los sentimientos y valores personales. En este sentido, los regalos que damos a otros, siempre están ligados a una transaccionalidad tanto de afecto, como de diferentes cuestiones muy personales que existen entre individuos.
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