Por: David Rodriguez Business Development Director. Network Division Alcatel-lucent Enterprise.
Ciudad de México, julio 2017.- No fue hace mucho tiempo cuando la misión para el CIO era simple de definir. Su papel era claro y operativo, los clientes eran internos y la TI transaccional y los CIOs gestionaban un solo centro de costos. Sin embargo, ha llegado un diferenciador competitivo; el papel de la tecnología en los negocios. Las decisiones de los directores de TI que enfrentan hoy en día son mucho más complejas.
La era digital de hoy
La era digital redefine todo lo que toca. Transforma los modelos de negocio y perturba los mercados establecidos. El impulso de las tendencias, como la movilidad, datos e Internet de las cosas (IoT) continuará acelerando el cambio. ¿Se puede ver el impacto futuro de su negocio, o lo que necesita para apoyarla? Listo o no, el mandato de TI hoy en día es ser un socio estratégico, centrado en los resultados de su negocio. TI debe entender los sistemas de tecnología como catalizadores de ingresos, un diferenciador competitivo que define el éxito no por las transacciones, sino por las contribuciones medibles a los ingresos y la eficiencia.
Hay muchas barreras existentes, sin embargo. Vamos a suponer por un momento:
-Que la gran recesión no se produjo
-Que las inversiones en tecnología son capaces de adaptarse a la era digital
-Y que los procesos de TI, las habilidades y los recursos siguen el ritmo de las tecnologías de transformación y la gestión de las expectativas y los clientes.
Esta es una fantasía, por supuesto.
La dura realidad es que, para la mayoría de las empresas, alrededor del 80% de la inversión en TI se dedica a mantener en funcionamiento la infraestructura existente y operativa. La gestión de la red existente es reactiva y manual.
Y ahora, ¿qué sigue?
¿Cuál es la próxima gran tendencia que afectará a su empresa, y estará usted listo? “¿Las decisiones tomadas hoy nos permitirán adaptarlas y escalarlas rápidamente? Ese es el criterio más importante.
Si bien no puede ser capaz de predecir el impacto final de la movilidad ubicua o grandes volúmenes de datos, si podemos predecir el papel fundamental de la nueva generación de infraestructuras de redes inteligentes para facilitarlo. Aunque el futuro de tendencias como el SDN y el Internet de las cosas siguen siendo difusos, es evidente que la red debe ser capaz de adaptarse automáticamente y dinámicamente en milisegundos, no en días. Es indiscutible que la economía aplicativa exigirá redes algo más que den solamente una alerta pasiva, sino que por el contrario deben permitir la fluidez de aplicaciones, ser seguras, ser inteligentemente programable, sensibles y proactivas a su actividad proporcionando una mejor experiencia de usuario pero con menor trabajo de TI. La infraestructura debe diseñarse para anticipar los flujos de datos y adaptarse de forma automática, sin forzar a los administradores a reaccionar y responder a los tickets del help desk con solo poco más discernimiento que “la red es lenta.”
Para los CIO, una de las pocas realidades en blanco y negro hoy, es la necesidad de ser lo suficientemente ágil para adaptarse a las áreas grises del negocio en la transformación digital que sus negocios requieren.